¡Hola a todos y a todas! Esto va llegando a su fin y esta entrada va a ser la última antes de la despedida final de la semana que viene. Al ser publicación final me gustaría hablar de algo especial, y pensando mucho he decidido hablar de la palabra SOLIDARIDAD.
Según la Real Academia Española, "solidaridad" significa principio político basado en la existencia de valores, objetivos, intereses y vínculos de interdependencia comunes. En su vertiente económico-financiera es fundamento de la cohesión económica y la acción exterior de la Unión Europea. Sin embargo, no creo que la solidaridad deba ser un principio político, sino personal, humano. Por eso me gusta más la definición de "solidaridad humana" de la RAE, deber de ayudar a los demás que incumbe a todos los ciudadanos, sobre todo cuando se encuentran en situación de necesidad respecto de su vida o su salud. No obstante, creo que esta definición no está del todo completa y en la página web "OXFAM Intermón" la explica de una forma clara y concisa. La solidaridad es un valor personal que supone la capacidad que tienen los miembros que pertenecen a una comunidad de actuar como un todo. Esto se produce porque los miembros comparten necesidades e intereses entre sí, gracias a los lazos sociales que les unen. La definición de solidaridad se basa en el respeto y la empatía que nos conduce a comprender que el otro necesita de nuestra colaboración o apoyo.
¿A vosotros que se os viene a la cabeza cuando escucháis la palabra "solidaridad? Yo creo que aparte de los significados mencionados anteriormente, tiene otros muchos no escritos, pero expresados. Para mí aparte de ayudar también es escuchar a los demás y a uno mismo, enseñar lo que sabemos, tanto conocimientos como experiencia y aprender de otros, prestar y ser generoso con lo que podamos aportar desde algo material como nuestras propias habilidades y destrezas, regalar sonrisas ante este acto tan puro y sincero, empatizar y pensar en los demás, compartir e invertir tiempo, querer y acompañar. Y ante todo humildad de hacerlo porque queremos y no porque debemos. La solidaridad, esta palabra que cuando somos pequeños nos cuesta pronunciar, pero recoge tanto significados que no somos conscientes de las veces que la ponemos en práctica. Se ha convertido en una de mis palabras favoritas, y es que creo que este principio, valor personal debe ser enseñado, hasta inculcado desde que somos pequeños, y no solo por la ayuda que podemos prestar a los demás, sino por esa sensación, sentimiento que te recorre desde los pies hasta la cabeza por hacer algo bueno, sin querer nada a cambio, la simple pero engrandecedora sensación de sentirte a gusto contigo mismo y creo que la mejor forma de pagar la solidaridad es con una enorme sonrisa.
Durante la pandemia me di cuenta de todas las personas que se habían volcado para hacer el bien por los demás, esa solidaridad que nos salió de lo más profundo de nosotros y por unos meses cambio completamente a la sociedad. En aquel momento en el cual dar era mejor que recibir, cuidar de los mayores era más significativo que atender a los pequeños, entretener a los demás era más divertido que distraernos solos y que todos trabajaron el doble por mantenernos en pie, doblando horas, buscando mil maneras de hacer las cosas diferentes o inventando cantidad de cosas nuevas para seguir con lo que iba a ser la nueva normalidad. Sin embargo, una vez que pasaron los tres meses de cuarentena, todo cambió, volvimos a lo de antes y cada uno buscaba sus beneficios e intereses. Ya sea por miedo, por necesidad, por deseo... toda esa nube de solidaridad global se desvaneció por completo, quedando pequeñas migajas repartidas. No digo que seamos egoístas, pero ahora nos importa más recibir la vacuna o que levanten las restricciones a que muchas personas se hayan quedado en la calle por esta fuerte crisis, que niños pierdan su infancia en otros países por la situación política que viven, o sin irnos más lejos, que nuestro vecino pierda a su familia sin poder despedirse y nosotros sigamos con la preocupación de que otro país tenga un porcentaje más alto de vacunación.
Por ello, debemos volver a ser nosotros, a la unión que tuvimos y que por algún lado perdura. Debemos buscar la solidaridad en las pequeñas acciones de cada persona. Os animo a que os fijéis en que acciones hacéis cada día que puedan significar solidaridad. Desde pasar tiempo con los abuelos o hijos, abrir la puerta del portal a un vecino, comprar el pan y comentar lo bueno que está en la panadería, pasear a tu perro y dejar que un niño pueda jugar con él, acompañar a un amigo hasta su casa... existen infinitos detalles que con un buen gesto se convierten en solidarios. ¿Os imagináis un mundo en el que no existiera la solidaridad? Espero que cada día os deis cuenta de las acciones solidarias que dais y de las que recibáis, que las valoréis de la forma más sincera y que siempre la compenséis con una bonita sonrisa. De esta forma, la sociedad, irá cambiando, se irá transformando en un mundo mejor.
Tenemos que apoyar las ideas solidarias y nunca desvalorizarlas, por pequeñas o simples que sean, porque una gota de agua forma parte del mar y sin ella el mar estaría incompleta.
Hola Clara.
ResponderEliminarEn primer lugar te quería felicitar por la entrada tan bonita que has realizado.
Considero que el valor y el concepto de la SOLIDARIDAD es la base sobre la que se sustenta la justicia y paz social.
Sin solidaridad las naturales desigualdades que existen entre países y poblaciones se mantendrían o se agravarían.
Este concepto como ayuda a los más vulnerables es la base de la justicia social.
Lo que ocurre es que, aunque los organismos internacionales fomenten el desarrollo de la solidaridad entre naciones, la agresividad y la competencia comercial hace olvidar este principio y dar supremacía al enriquecimiento unidireccional.
Desgraciadamente, por la propia naturaleza del ser humano el desarrollo de la solidaridad no puede producirse si no es con algún sistema de redistribución equitativa de los recursos que se posean.
Un saludo.
¡Hola Ana! Me alegro que te haya gustado la entrada. Este concepto en nuestra carrera y futuro trabajo se tiene muy presente. Sin embargo, no solo lo deberíamos tener nosotros presente, sino todas las personas, cada uno dentro de sí mismo debería velar por el bien común.
EliminarUn saludo.